domingo, 18 de enero de 2009

La gesta y la parábola en la comunicación pública.



Manuel Martín Serrano se ha referido a los medios como los nuevos mediadores del orden instituciona(Manuel Martín Serrano 1996). Son los medios quienes se encargan de canalizar y regular la acción social a través de las organizaciones institucio- nales. En este sentido, los medios son los mejores descriptores que existen dos tipos fundamentales de mundo: el del acontecer sociopolítico y el del acontecer cotidiano. La narrativa que los mediosd e comunicación emplean para narrar el relato del acontecer sociopolítico tiene las características de la gesta; mientras que la narrativa que sirve para hacer los relatos de la vida cotidiana responde a las características de la parábola.

Tanto la gesta como la parábola son estructuras de narración que nos permiten generamos un imaginario de mundo. En la primera estructura narrativa, es decir en la gesta, aparecen los héroes y los villanos, los caballeros andantes y los dragones y por supuesto que esperamos que el bien y la verdad salgan victoriosos.¡Qué mejor manera de influir a la opinión pública que mostrando al bueno y al malo de la contienda electoral! ¡Qué mejor incentivo que buscar todos los argumentos posibles para convencer acerca de las bondades de una propuesta ideológica por encima de otra! Y iqué realidad-ficción puede estar más claramente presentada que intentar prometer que la injusticia, la pobreza, la marginación y la desgracia pueden ser erradicadas con una solución única! No cabe duda, en los medios de comunicación no observamos realidades conforme a las cuales podamos forjarnos una opinión razonada, por el contrario, estamos rodeados de ficciones maquilladas bajo un repertorio de argumentos políticos equivalentes a los de la gesta.¿No hemos dicho acaso que este país necesita verdaderos lideres?,¿un auténticoc audillo capazd e imprimir dirección política a nuestros destinos pero que tenga la valentía y la audacia de enfrentar nuestros problemas?,¿ quién es ese personaje sino un auténtico héroe mitológico? De hecho,hacia finales de siglo y con una ideología revolucionaria en plena decadencia hemos volcado nuestra mirada hacia la creación de héroes mitológicos caídos a manos de crueles villanos que merecen castigo. Lo que propone este discurso al público es que el villano reciba su merecido.

Con esta narrativa, por un lado se fortalece un imaginario político que es sensible a las necesidades mércadológicas del electorado y por otro se regeneran los mecanismos regulatorios que garantizan la estabilidad social. A través de la profecía cumplida el héro se inmola, el caudillo valeroso no hace sino fortalecer a la institución y la institución obtiene su rázón de ser, su razón de actuar, su razón de interpelar a la ciudadanía a través de los medios.

Ahora bien, cuando la gesta no funciona como estrategia narrativa, sobreviene la parábola. La parábola se nutre de la realidad real pero la sublima;toma ejemplos vivos de la cotidianidad de los ciudadanos para mostrarlos a los demás y ponerlos como ejemplo. Un relato acerca de la criminalidad urbana puede servir como la narración que censura, que describe el fracaso y el castigo de quien incure en una acción social prohibida socialmente, proporciona la moraleja que, maquillada y magnificada por los medios de comunicación, sirve como la enseñanza de la fe que guía l actuación ciudadana.

Así como en la gesta lo que se privilegia es a la institución como mediadora social, en los relatos de la parábola, aun cuando el ciudadano es el actor principal, lo que prevalece es la ley, la regla o la norma de convivencia común. El ciudadano tiene que trascenderse a sí mismo para, olvidando sus necesidades más inmediatas, pensar en el prójimo y buscar con ello el bien común.No es por tanto extraño que tanto gesta como parábola sirvan de manera preferente a los fines de la opinión pública.

Así por ejemplo, al tratarse de una situación de enorme trascendencia social y política, una huelga, una crisis económica, una elección por ejemplo, todos los actores sociales se vuelven políticos, y todos intervienen proporcionando su propi~ versión de la realidad, su propio relato. Cada uno de ellos utiliza una o varias
herramientas de difusión de sus opiniones, y cada uno de ellos proporciona una pequeña pieza del rompecabezas total.

En todo caso, cuando nos enfrentamos ante el fenómeno de la opinión pública o de la construcción de los discursos, tendríamos que analizar no sólo a los actores enunciantes del mensaje,sino también a las herramientas empleadas para la comunicación y a la acción comunicativa empleada. Sólo así podremos tener un panorama un poco más completo del complejo proceso de formación de la comunicación política que tiene por objeto incidir en el electorado o en la opinión pública.

En este artículo hemos hecho un recorrido teórico metodológico que permite observar el complejo fenómeno de los procesos de formación de opinión pública y comunicación política en formación. Fundamentalmente, el objetivo ha sido el plantear todos los elementos que entran en juego, pero sobre todo hacer énfasis en la importancia de conocer las circunstancias en que la opinón pública se forja.

Es indiscutible que si bien los medios no detern1inand e manera directa la opinión del ciudadano o del votante, ni son los únicos actores en el proceso, sí ejercen un importante fenómeno de mediación entte los contenidos percibidos y las interpretaciones posibles de los mensajes. La forma de articulación de los elementos de realidad, los procesos de construcción o reconstrucción de elementos de realidad que hace o no posible la construcción de imaginarios posibles, resulta esencial para entender la aparente ceguera en la que frecuentemente se encuentta la ciudadanía respecto de las verdaderas acciones de gobierno y, consecuentemente la volatilidad del fenómeno de la opinión pública. El papel que anteriormente desempeñaban la prensa escrita, los medios audiovisuales o la reunión en la plaza pública ha cambiado. Hoy en día el gobierno está buscando nuevas formas de vinculación con la sociedad, y la sociedad misma está teniendo que aprender nuevas maneras de "leer" y de interpretar los sajes de la política y de los políticos. El reto es doble: por un lado, encontrar el equilibrio entre la descripción de la realidad y la generación de proyectos de país viables, y por otro, utilizar sensi- blemente las posibilidades de interacción y de generación de consensos que otorgan los medios para poder convertir dichos proyectos en realidad.

www.publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/comsoc/pdf/35_1999/45-78.pdf

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