miércoles, 14 de enero de 2009

Ciudadanía audiovisual y digital



La brecha digital puede ser definida en términos de la desigualdad de posibilidades
que existen para acceder a la información, al conocimiento y la educación mediante las nuevas tecnologías. ¿Qué se puede hacer desde el mundo educativo para combatirla?. Algunas medidas que se pueden adoptar se situarían en torno a los siguientes aspectos: superar la mera concepción de implantación de infraestructuras, presencialidad, incorporar tecnologías apropiadas y flexibles, no sólo centrarnos en el hardware sino también en el software, formación del profesorado, potenciar la investigación, favorecer el acercamiento entre el mundo educativo y de la industria, y potenciar la participación de la sociedad civil.

“Educación e inclusión” (aumentar el número de profesores formados, mejorando su capacitación gracias a las TIC, a la formación a distancia (e-learning), y a redes de conocimiento que vinculen a unos profesores con otros, ampliar la disponibilidad
de materiales y recursos docentes de calidad mediante las TIC, impartir programas de educación y alfabetismo, especialmente aquéllos destinados a grupos con riesgo de exclusión, recurriendo para ello a las tecnologías idóneas, ejercer influencia en la opinión pública para promover la igualdad de sexos y la inclusión de colectivos desfavorecidos, basándose en programas de información y comunicación que utilicen las TIC, o mejorar la eficiencia de los ministerios de educación y organismos afines, promoviendo la aplicación estratégica de tecnologías posible las TIC.).

A la hora de explicar la brecha digital, nos encontramos con dos grandes tendencias, que podríamos considerar como dura y blanda. Dentro de la línea que podríamos denominar como blanda, se indica que el problema a resolver es simplemente de infraestructuras de tecnologías de telecomunicaciones e informáticas; en contrapartida existe otra visión más dura, y más realista, que considera que el problema es consecuencia de la desigualdad social y económica que se da en la sociedad capitalista, que lo mismo que separa a los países por la calidad de la
educación y servicios médicos, también se da por el grado de utilización que pueden hacer delas TICs.

Tales visiones como podemos imaginarnos, implican posiciones diferentes de abordarla
y solucionarla. En una, universalizando el acceso a Internet, se resolverá todo lo demás, y se disminuirá la distancia digital, la brecha, entre las personas y los países. Mientras que desde la otra perspectiva, al ser la brecha digital consecuencia de la desigualdad social, o se ataca ésta o todas las medidas que se adopten de extensión de las redes, seguirán beneficiando exclusivamente a un colectivo, e indirectamente seguirá ampliándose la misma brecha. En cierta medida podríamos decir que la brecha digital, es consecuencia directa de la brecha
socioeconómica existente entre los países, las regiones, las instituciones y las personas. El propio Bill Gates, en una reunión de expertos sobre la temática que nos ocupa, indicó con claridad que la población más pobre no necesita computadoras, sino una mejor atención sanitaria.

Se ha dicho diversas veces que el ciudadano del futuro tendrá que estar alfabetizado no sólo en el dominio lectoescritor, sino también para interaccionar y comunicarse con las nuevas tecnologías, pues serán las herramientas básicas de intercambio de información en el siglo XXI; es decir, en eso que se ha denominado como alfabetización digital.

Esta posición está siendo asumida con más fuerza que nunca, y se está dando un giro
radical a la incorporación de las TICs a los procesos de enseñanza-aprendizaje, de forma que se está pasando del concepto “aula de informática” a la “informática en el aula” y de “estar en al red” a “formar parte de la misma”. Adoptando al mismo tiempo medidas para favorecer la penetración de las TICs, no sólo en el territorio académico y educativo, sino también en el doméstico.

Uno puede navegar de forma maravillosa por internet, pegando saltos de una link a otra, y aparecer en no se sabe qué sitio, y desconocer al mismo tiempo los motivos que nos han llevado a ello. El realizar asociaciones cognitivas significativas entre los diferentes sitios, requiere un grado de madurez cognitiva y de preparación del usuario que no siempre se tiene.

Es importante siempre tener en cuenta que en Internet nos encontramos con bastante
información, cosa que es muy distinta al conocimiento, requiere una reelaboración y adaptación cognitiva por parte del usuario.

Pero esta brecha digital no es sólo de tipo de capacidad técnitécnica de acceso y de
formación, sino también, aunque está relacionada con la última, idiomática. La realidad es que el inglés es el idioma que domina la red, y como lengua del imperio los lugares más novedosos, más actualizados e interesantes desde un punto de vista científico se encuentran en ese idioma.

No podemos olvidarnos tampoco de la brecha digital generacional, que tiene un impacto
significativo en la educación como posteriormente veremos. Estoy de acuerdo con Negroponte (1995, 20) cuando señala: “Algunas personas se preocupan por la división social que existe entre los ricos y los pobres en información, entre los que tienen y los que no tienen, en el Primer y Tercer Mundo. Pero la verdadera división cultural va a ser generacional.”

En definitiva, los jóvenes son grandes consumidores de las tecnologías de la sociedad
del conocimiento, los multimedias y los telemáticos, mientras que los adultos, lo son más de tecnologías de la sociedad postindustrial, es decir de los audiovisuales e impresos. Y ello lo podemos perfectamente observar en la rapidez con que los jóvenes dominan con cierta rapidez las nuevas tecnologías, como descubren los lugares “ocultos” y “no ocultos” en Internet, o la facilidad con que utilizan las nuevas herramientas para comunicarse chat, foros, SMS,…

Para nosotros esta separación va a tener repercusiones tanto en las actitudes que tengan hacia las mismas, como en la seguridad con que se encuentren para utilizarlas. Y esta brecha digital generacional va a tener consecuencias directas en la educación, como a continuación vamos a indicar.

Se ha dicho de forma abundante que el problema para la utilización de las TICs en los
procesos de enseñanza-aprendizaje, no viene de los alumnos sino fundamentalmente de los profesores. Y por lo comentado, podemos observar que es cierto, ya que los alumnos suelen tener mayor dominio de las tecnologías de la comunicación de la cibersociedad que sus profesores. En contrapartida, el profesorado cada vez se siente más inseguro en el nuevo entramado tecnológico donde se encuentran, por diferentes motivos, que van desde su falta de dominio; la rapidez y velocidad con que estos se incorporan a la sociedad, de forma que nada más que aprender la última versión de un navegador, surgen otros, que requieren, breves, pero algunas adaptaciones; y lo que puede ser más importante para el profesor, el deseo de no
presentarse con una imagen de incompetentes delante de sus estudiantes. Muchas veces, la forma de evitar estas posiciones, es no utilizarlos, aunque después se aluda para ello a otro tipo de componentes y motivos: “la ciencia con sangre entra”, “los medios solamente sirven para distraer”, “lo he venido haciendo siempre así y los resultados para mí son satisfactorio”, “si no hay esfuerzo no hay rendimiento”,… Y esta no utilización, tendrá diferentes consecuencias negativas que irán, desde no aprovechar las posibilidades que estas tecnologías ofrecen,desestimar la habilidad cognitiva que presentan los estudiantes para interaccionar y decodificar
mensajes establecidos por estos medios, etc.

Si esta inseguridad es amplia en tecnologías que podríamos considerar como normalizadas en las que serían más específicas, o que necesitan adaptaciones en función de las características de los alumnos es mayor.

Creo que en los últimos tiempos se están produciendo movimientos
interesantes para introducir otras tecnologías en los centros, para que todo el profesorado se preocupe por su conocimiento y explotación, y para potenciar su estudio y reflexión. Y además fuera de hechos esporádicos, como son los “años especiales tematizados”. Ejemplos de lo que vengo a decir, es como en los últimos años en los planes de estudio de Pedagogía, Psicopedagogía o Magisterio, se han incorporado o asignaturas que analizan esta problemática de las TICs y la diversidad de los alumnos, o su problemática se ha incorporado dentro de los planes de estudio de las asignaturas de “Tecnología Educativa” o “Nuevas tecnologías aplicadas
a la educación”. Al mismo tiempo un grupo de compañeras se han especializado en el análisis de esta problemática: Alba, Negré, Prendes,…

Creo que es necesaria una colaboración más estrecha entre el mundo de la empresa y la
educación, para la creación, la implantación y la evaluación, de tecnologías que vamos a denominar aquí como especiales para los centros educativos. Ello pasa por salvar ciertos recelos que algunas veces ha existiendo en ciertas personas, por el acercamiento del mundo comercial y el educativo. Desde mi punto de vista, las experiencias y las adaptaciones que de determinadas tecnologías podemos hacer los que nos dedicamos a este mundo de la enseñanza son muy limitadas, sino contamos con el mundo de la empresa y la industria. Y también desde la industria se debe contar con la opinión y reflexión de los que constantemente trabajan con los sujetos objetos de estas tecnologías.

Por último, y no por ello menos importante, se debe crear una conciencia en la sociedad civil de lo significativo que es el romper las diferentes barreras que mantienen las diferentes brechas digitales. En otros contextos, los voluntarios desempeñan un papel importante en la sociedad, y creo que se deben potenciar los movimientos de los cibervoluntarios, como un elemento para impulsar la sociedad del conocimiento, y eliminar la brecha digital en determinados colectivos. Lógicamente estos cibervoluntarios pueden trabajar independientemente del espacio donde se encuentren los receptores de sus ayudas. Si las TICs cambiar los modelos sociales, también cambiarán los modelos de participación de los ciudadanos en la sociedad.

Las brechas digitales son motivos de exclusión de la sociedad del conocimiento, y de
configuración de una marginación social y personal, que estados democráticos de bienestar do deben, y no pueden asumir como irresoluble. Como siempre, es mejor prevenir que curar.

www.tecnoneet.org/docs/2004/jcabero04.pdf

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