lunes, 5 de enero de 2009

El derecho a la información

De los medios, la economía y el poder

Históricamente y desde su aparición, los medios masivos de comunicación han sido empleados con algún fin desde sectores privados y públicos, y en los que siempre se ha disuelto el concepto de poder.

El medio –como instrumento- ha servido para propagar y reproducir ideologías diferentes en forma de valores, testimonios, opiniones. Cual en un circuito económico, la producción, circulación y consumo de mensajes mediales ha posibilitado una mayor o menor influencia sobre los sectores sociales.

Los mass-media, como partes integrante de la Sociedad Civil, enseñan una honda vinculación con el Estado. Según Holzer (1978), la comunicación social se ubica bajo un sistema de producción específico (el capitalismo de monopolio estatal), y marca como algunas de sus funciones principales las de ser un factor constitutivo del sistema de dominio y de legitimación ideológica:

Ahora bien, los cambios que se vienen produciendo alrededor de los medios no son independientes de aquellos que ocurren en la sociedad: en el presente, el sector de la información se impone sobre la industria; los partidos políticos atraviesan una crisis de representación del electorado, y éste abandona cualquier forma de participación y articulación social; empresas de libre competencia se convierten en oligopolios que se amparan bajo la legislación estatal; los avances tecnológicos ocurren de manera cada vez más acelerada.

El periodismo de nuestros tiempos

En este marco ¿qué pasa con el periodismo? ¿cómo se presenta el hacer periodístico?

Hasta ahora, hemos estado trabajando bajo el supuesto de que los medios de comunicación (histórica y contemporáneamente) son actores sociales fundamentales en la construcción de “lo real” y de “lo social”. Frente a esto, lo que acercan los medios es una realidad parcializada, no neutral ni desligada de intereses de distinto orden.

La objetividad en los medios no existe (esto abarca, obviamente, también al periodismo). Es el lenguaje mismo el que, en su proceso de conceptualizar el mundo, a la vez lo limita y lo ordena. El periodista hace uso de este lenguaje y desde él se relaciona con sus lectores, oyentes o televidentes, y demás instituciones. El periodismo tiene hoy una centralidad y relevancia inusitada en la construcción (y reproducción) de las prácticas sociales, en todos los ámbitos de la vida: en lo cotidiano, en lo laboral, en lo profesional, en lo privado. Cercano a este punto, debemos decir también que son los medios cada vez más los que (re)construyen la legitimación del poder, procesan y definen identidades e imaginarios.

Llegamos así a preguntarnos e interrogarnos sobre aspectos que trascienden lo mediático y nos ubican en lo témporo-espacial: ¿Algo es real en tanto se muestra o visibiliza en los medios? Todo lleva a indicar que sí.

Y más aún: el periodismo actual, sobre todo el perteneciente a las grandes corporaciones oligopólicas nacionales y/o internacionales, parece caracterizarse por hacer preponderar el entretenimiento, por mediatizar la política y de la justicia, trivializar los asuntos públicos, simplificar el tratamiento de los hechos (celeridad, instantaneidad, el vivo y directo), interesarse por lo sensacional y dramático, por su gusto por la autocita, etc.

Periodismos cívico, de investigación y científico


En este subgénero ya no presenciamos lo que hacen los políticos con los medios, sino lo que hacen los medios con los políticos, y en donde se deja en claro el rol activo de aquellos (Muraro, 2000).

Finalmente, definimos periodismo científico como el que busca “ayudar a los individuos a mejorar su relación con el entorno que los rodea. Permite llevar claridad en áreas del conocimiento poco entendibles por el público mayoritario y abrir caminos de comprensión donde la falta de conocimiento tiñen de temor lo cotidiano” (Avogadro, 2002).

Los medios y sus mensajes no son la panacea. Lejos están de serlo. En este marco, rescatamos tres tipos de periodismo que idealmente se erigen como de apertura. El periodismo cívico abre caminos de (re)conocimiento ciudadano y de participación; el de investigación, hacia el control político e institucional, y el científico, hacia la unión de ciencia con la vida misma.

Por qué ubicamos el periodismo científico como alternativo

Antes de finalizar, queremos resaltar en dónde encontramos lo alternativo del periodismo científico.

Ante todo, y si recuperamos la Declaración de Tokio sobre el Periodismo Científico, éste tiene una “vital importancia ... en una era donde la ciencia y la tecnología se misturan con la vida diaria y .... se desempeña como un medio de conocimiento y un instrumento para difundir estos temas en países en vías de desarrollo con la intención de mejorar la calidad de vida” (Avogadro, M. 2003). Es decir, nos acercamos a un subgénero periodístico que hace suya la unión de ciencia, conocimiento y tecnología, y con la que se posibilita una mayor comprensión de la propia existencia: cotidiana, individual, grupal o colectiva.

A comienzo de este estudio teórico, afirmamos que periodismo y poder van de la mano y que sus relaciones son insoslayables.

El factor poder no está ajeno al periodismo científico (ni a las demás formas de nuevo periodismo). Sólo que en este caso el poder se encuentra en otros discursos (no oficiales), en los que el conocimiento, la participación y el discernimiento están presentes.

Si bien lo que se conoce como periodismo alternativo tiene su propia historia signada por la resistencia, en nuestro caso entendemos alternativo como un nuevo periodismo que, en un contexto de globalización y radicalización del sistema capitalista, intenta un modelo de construcción y apertura, a la vez que sienta las bases para escuchar otras voces, otras palabras, otro universo, otra realidad, otros tiempos mediales.






http://www.iade.org.ar/modules/noticias/article.php?storyid=2327

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